En ocasiones hay una división igual, bien cuando las partes
constitutivas están en una dependencia mutua, como en el gobierno de
Inglaterra, ya cuando la autoridad de cada parte es independiente, pero
imperfecta, como en Polonia. Esta última forma es mala, porque no hay
ninguna unidad en el gobierno y el Estado carece de unión.
¿Qué es preferible: un gobierno simple o un gobierno mixto? Es
cuestión muy debatida entre los políticos, y a la cual hay que
dar la misma respuesta que la que he dado antes sobre toda forma de
gobierno.
El gobierno simple es el mejor en sí mismo, sólo por el hecho de
ser simple. Pero cuando el poder ejecutivo no depende suficientemente del
legislativo, es decir, cuando hay más relación del
príncipe al soberano que del pueblo al príncipe, es preciso
remediar esta falta de proporción dividiendo el gobierno; pues entonces
cada una de sus partes no tiene menor autoridad sobre los súbditos, y su
división las hace a todas juntas menos fuertes contra el soberano.
Existiría también el mismo inconveniente si se estableciesen
magistrados intermedios que, dejando al gobierno en su plenitud, sirviesen
solamente para armonizar los dos poderes y mantener sus derechos respectivos.
En este caso el gobierno no es mixto, sino moderado.
Se puede remediar por procedimientos semejantes el inconveniente opuesto, y
cuando el gobierno es demasiado débil es también posible erigir
tribunales para concentrarlo. Esto se practica en todas las democracias. En
el primer caso se divide el gobierno para debilitarlo, y en el segundo, para
reforzarlo: porque tanto el máxirnum de fuerza como el de debilidad se
encuentran en los gobiernos simples, mientras que las formas mixtas ofrecen una
fuerza media.